Memoria y Derechos Humanos

Compartimos la ponencia completa de la Dra. Vilma Núñez de Escorcia, directora del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) , dictada en el Conversatorio ‘‘Museo, Memoria, Derechos Humanos, Verdad, Justicia’’, […]

- 31 marzo, 2020

Compartimos la ponencia completa de la Dra. Vilma Núñez de Escorcia, directora del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) , dictada en el Conversatorio ‘‘Museo, Memoria, Derechos Humanos, Verdad, Justicia’’, realizado el 5 de diciembre de 2019 en la Universidad Centroamericana (UCA) como parte de las actividades de clausura de la exposición AMA y No Olvida Museo de la Memoria contra la Impunidad.

Vilma Núñez de Escorcia

Quiero agradecer la oportunidad de compartir con ustedes algunas reflexiones y  sentimientos que me han acompañado desde el día que por primera vez visité el “Museo de la Memoria contra la Impunidad”. Era en un momento en que la sensación de impotencia que ha causado en mi ánimo la destrucción del CENIDH, eran muy fuertes a pesar del propósito firme de rescatarlo para que siga siendo un instrumento de lucha, de todos los nicaragüenses.

En las diferentes secciones del Museo vi las pruebas de la barbarie de la violación de DDHH que estamos viviendo, adiviné detrás de cada pieza personal expuesta, la fuerza que anima a las Madres de Abril y demás familiares, en su determinación de luchar contra la impunidad. Salí del museo conmovida pero fortalecida en mi decisión de continuar  y ante las pertenencias de Alvarito, Sandor o Max Romero, me dije no podemos fallarles.

Por eso les pido que no esperen en esta intervención elaboraciones conceptuales sobre el tema de memoria revisando el contenido del programa creo que lo hará magistralmente el Dr. Acuña.

Las iniciativas de construcción de la memoria tienen efectos distintos según los objetivos para los cuales se oriente, por ejemplo, para contribuir con la justicia transicional o trascender a la transformación social. Es un riesgo generalizar sobre los efectos que produce y determinar a priori, cómo podrían contribuir con la justicia transicional y con la transformación social.  

Los cuatro tradicionales componentes de la justicia transicional, verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, constituyen áreas de acción interrelacionadas que pueden y deben reforzarse mutuamente.

¿Dónde se inserta la memoria en este conjunto de actividades? Hasta hoy, las iniciativas de memoria no son consideradas como uno de los cuatro pilares que hemos mencionado.  Las iniciativas de memoria, con frecuencia, son entendidas como elementos ajenos al proceso político, y a veces se circunscriben a impulsar procesos que ayudan a sanar en las familias los traumas dolorosos que producen la agresión a un ser querido ubicándola muchas veces en el ámbito privado como parte del duelo personal que se debe procesar.

Personalmente considero que la memoria como todo proceso está determinada por el contexto o la realidad en que se construye, porque la memoria es recordar, ¿cómo se recuerda?, ¿por qué se recuerda?, lo que nos lleva a determinar las modalidades de cómo se cometen las violaciones de derechos humanos en un momento determinado, y cómo nos enfrentamos a las mismas. Todo ello tipifica el tipo de sociedad que somos y que queremos ser. Nos lleva a establecer nuestra identidad y capacidad para ejercer nuestra soberanía como sujetos activos de derechos humanos, para que el olvido, las negociaciones impulsadas por el desánimo o por el cansancio, no sean sustitutos de la memoria individual o colectiva que debe tener presente siempre que todos estos son problemas de derechos humanos y que “los derechos humanos no son negociables”. 

Como defensora de derechos humanos, yo considero a las iniciativas de memoria como parte integral de toda estrategia para defender y promover los derechos humanos que nos exigen no sólo recordar a las víctimas, sino pensar de manera crítica acerca de cuáles fueron las fuerzas que desencadenaron la instalación de la represión, la dictadura o la persecución política. Es ir a la investigación de las causas que llevan a la violación de derechos humanos.

Las medidas de justicia transicional y también la memoria, aunque no pueden por sí solas establecer la democracia, refuerzan los procesos para su consolidación en cuanto reconocen a las personas, en particular las victimas como titulares de los derechos que les fueron violados y que deben ser reivindicados ante el Estado y supletoriamente ante las instancias de protección internacional de derechos humanos.

Como ha dicho el relator de las Naciones Unidas sobre verdad, justicia y reparación y garantías de no repetición cito: “No es suficiente reconocer el sufrimiento y la fortaleza de las víctimas.”…. “Lo que se requiere es recordar y actuar en función del sujeto como titular de derechos”.

Deben transmitir claramente la idea que las graves violaciones a los derechos humanos ocurrieron y no fueron un simple exceso, sino una política planificada ejecutada por el Estado en flagrante violación de principios elementales de humanidad, de normas legales, de principios éticos y morales y de concepciones democráticas.

Ciertos estándares de Naciones Unidas insisten en el deber de recordar, educar sobre el pasado y rechazar las negaciones de las atrocidades. La memoria no debe sólo recordar y tratar de evitar las formas más graves de violaciones a los derechos humanos, sino que deben ser un rechazo a las formas de ejercicio abusivo del poder y deben permitir visibilizar otras violaciones generalmente silenciadas, el desafío de una política de memoria es contribuir a la creación de sociedades más justas, igualitarias y democráticas.

Yo considero que todo esto está presente en el proyecto impulsado por las Madres de Abril con la instalación del “Museo de la Memoria contra la Impunidad”, esto no es sólo mi apreciación personal, está descrito en el componente 2 del proyecto con que se realizó, que va más allá de la “investigación social” “sobre las víctimas de la represión estatal y su entorno” y se propuso promover la reflexión sobre las siguientes preguntas, cito:

“¿Qué sucedió en la sociedad nicaragüense a partir del 18 de abril? ¿Qué nos indica esta crisis y este ciclo de violencia política sobre la organización del poder en nuestra sociedad? ¿De qué pasado deriva esta crisis? ¿Qué memorias emergen con ella? ¿Qué significa hacer justicia? ¿Qué futuro nos permite desear y proyectar? ¿Qué memorias nos demanda construir el anhelo de un futuro diferente, de no repetición, de nunca más? ¿Qué memorias son imprescindibles para un proceso de reorganización del poder y democratización?”.

Esto es toda una estrategia integral de defensa y promoción de derechos humanos que debe contener cualquier investigación que pretenda caracterizar la brutal represión iniciada en Nicaragua el 18 de abril del 2018.

Además, hay un elemento importante a considerar que marca una diferencia con los procesos de construcción de memorias históricas generalmente se han hecho o se pueden dar después de finalizados los conflictos. Esta iniciativa de AMA es diferente aporta sobre la marcha de un conflicto que no finaliza, sino que crece y se prolonga en el tiempo.

El museo se convierte así en un elemento de resistencia permanente, es la contradicción inmediata a las mentiras al cinismo, al discurso falso de los dictadores Ortega Murillo. En este museo cobra vida la consigna traducida en un justo reclamo: “Eran estudiantes, no eran delincuentes”. Son las madres y familiares defendiendo además el derecho humano a la honra y reputación de sus hijos y familiares, dando un ejemplo impresionante de autodefensa de sus propios derechos. Son sus pertenencias evidenciando su vida, sus costumbres y sus sueños y esto es un aporte invaluable a la verdad. Elemento fundamental para acceder a la justicia, a lo que no debemos renunciar.  

¡Muchas gracias!

Auditorio Amando López, Universidad Centroamericana UCA. Managua, 05 de diciembre 2019.

¡Suscribite a nuestro boletín!

* indicates required