Richard Eduardo Pavón Bermúdez

17 Años - Estudiante

Richard Eduardo Pavón Bermúdez 

“Nos dejó el amor de sus amigos que lo querían tanto” 

 

Asesinado en Tipitapa el 19 de abril de 2018 

Richard Pavón Bermúdez cursaba el quinto año de secundaria en el colegio Gaspar García Laviana, en Tipitapa. Tenía 17 años y muchas ganas de cumplir 18 para poder laborar, aunque tenía un trabajito informal en el quiosco “Las Marías”, que consistía en ayudar a la dueña a sacar las sillas y las mesas por las mañanas, y guardarlas por la tarde.  Richard hacía su trabajo temprano en la mañana y después se iba al parque a buscar a sus amigos y a conectarse a Internet. Era muy sociable, tenía gran facilidad para establecer nuevas amistades y le dedicaba mucho tiempo a una comparsa llamada “Alegría por la vida”, su principal pasatiempo.

Maricruz Bermúdez, su mamá, recuerda que una vez Richard se fue con la comparsa a una celebración en la ciudad de Boaco y que regresó cansado y con las manos llenas de ampollas. Pese a eso, “estaba feliz porque le gustaba conocer las ciudades de Nicaragua”.

Richard vivía con sus padres y dos hermanas en Tipitapa, donde se habían mudado hacía seis años. “La relación familiar era hermosa, él era activo y muy juguetón. Se divertía con las hermanas, jugaban mucho y ellas lo fregaban pues era el único varón.  Richard era humilde, cariñoso y super sencillo. También era muy sentimental y lloraba cuando lo regañaban. Él era un ángel para mí… mi casa era alegre y ahora está triste”, dice doña Maricruz.

El padre de Richard, Carlos Alberto Pavón, dice que después del colegio, lo que más le gustaba a su hijo era participar en la comparsa, interactuar en las redes sociales en el parque de Tipitapa y visitar el parque Luis Alfonso Velásquez de Managua.

“Sus sueños eran estudiar y salir adelante. Le encantaban los deportes y aprender inglés, era muy inteligente. Le arrebataron sus sueños y nos quitaron a nosotros también el sueño de verlo superado, estudiando en la universidad”, agrega don Carlos.

 

El 19 de abril, el colegio envió a los alumnos a casa más temprano. Indignada, la madre recuerda que ella le protestó a la directora por haber sacado a los estudiantes cuando había alboroto en la calle.  La familia vive cerca del INSS y Richard se sumó a la marcha que se había organizado en rechazo a las reformas a la ley del Seguro Social. “Nos damos cuenta de que él se involucra por la injusticia que les estaban haciendo a los ancianos. Ese día, cuando iba para su casa, vio cerca de la parada la revoluta del INSS y se sumó a la marcha”, señala el papá.

Los amigos de Richard le contaron a Maricruz que el muchacho se salió de la marcha, fue al quiosco a guardar las sillas porque la señora había cerrado temprano, y después se fue al parque a chatear con su novia. Luego un joven le dijo que tuviera cuidado y Richard le contestó “me voy a arriesgar”, y regresó a la marcha que se dirigía hacia la Alcaldía. A pocos metros de ahí recibió múltiples disparos de escopeta.

El padre recuerda que unos seis o siete muchachitos llegaron a la casa a avisarle que lo habían baleado. Al llegar al hospital, les informaron que había llegado muerto. “Yo no lo podía creer. Cuando vi a mi hijo en una camilla le quité la sábana que lo cubría, lo abracé y le dije levantate, levantate”, relata entristecido.

En el barrio de la familia Pavón la mayoría de la gente era sandinista y una tía de Richard había trabajado con los CPC. Al llegar al hospital preguntó indignada: “¿Por qué le hicieron esto si Richard era de la Juventud Sandinista?”. El papá recuerda que “ahí no más, como a los 40 minutos, llegó la ministra de salud, Sonia Castro y la directora del hospital a decirnos que no nos preocupáramos por los gastos, que ellos iban a ayudar. Nosotros le respondimos: lo que queremos es justicia”.

Durante la vela, los amigos de Richard llenaron la casa. “Los jóvenes se desbordaron en su funeral y ese es su principal legado: nos dejó un legado de amor, de cariño y de amistad. Tenía tantos amigos que llegaron de Tipitapa y de otras ciudades también. Nos dejó el amor de tantos jóvenes, que ahora yo estoy cosechando con estos chavalos”, dice conmovida su mamá.

“Lo recordamos siempre con vida, como la persona alegre que fue. Hizo infinidad de amistades. Memoria es tener siempre presente su legado que son las amistades y el amor”, asegura Maricruz.


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