Danny Ezequiel López Morales

21 Años - Comerciante

Danny Ezequiel López Morales

“Hay causas por las que merece la pena morir, pero no por la que merece la pena matar”.

 

Asesinado en León el 5 de julio de 2018

Ileana del Socorro Morales León afirma que su hijo, Danny Ezequiel López Morales, soñaba con un futuro para la familia: “De su negocio de destazar cerdos, compartía con las hermanas y hermanos. Vos vendé esto, vos hacé lo otro, les decía, para que todos ganaran. Era muy unido con los hermanos. Cuando lo mataron, dejó un hijo de dos años”.

Su hermana Jani relata que a Dany le gustaba jugar fútbol y divertirse como cualquier joven. Además escribía poemas. Tenía grandes planes, estaba pendiente de las reparaciones de la casa y de buscar cómo garantizar el título de propiedad, porque la casa fue heredada por la madre.

Otra de sus hermanas, Dolores, lo recuerda como un chavalo “social” y amistoso con los compañeros con quienes se relacionaba. “Teníamos una relación muy bonita, muy grande, para qué… Más que mi hermano era como mi padre prácticamente, me cuidaba y me daba todo. Cuando comenzó esto él no se metía en nada, pero decía: Yo estoy en contra (de la represión) porque no me gustaría que a mi hijo le hicieran algo o tuviera problemas por lo que estaba sucediendo en el país”.

Doña Ileana cuenta que a partir del 19 de abril Dany sintió mucho coraje y quiso ayudar de una u otra forma. Estuvo en las barricadas y cuando le dijeron que venía la llamada Operación Limpieza, ella le pidió que se quedara en casa. “Yo le digo que no vaya a apoyar porque temo que le hagan daño, pero él me dice: Mamá, yo no puedo retroceder”.

Dolores también tuvo miedo por su hermano ese día: “Lo primero que me dije fue “voy a buscar a mi mamá, que Dany no salga. Yo siempre pensaba en él, porque caminaba con su mortero cuidando los tranques. Y un día antes de ser asesinado, él escribió en su Facebook: ‘Hay causas por las que merece la pena morir, pero no por la que merece la pena matar. Nicaragua unida jamás será vencida’”.

“El día que lo mataron yo le dije que no se fuera, pero cuando salí Danny ya no estaba. Afuera estaban los paramilitares y ahí lo sorprendieron. Él iba en una bicicleta y ahí le dispararon; la bala entró por la espalda y salió en la parte del estómago”, explica la madre.

Su hermana Dolores asegura que el joven siguió pedaleando en la bicicleta, herido, en dirección a su casa. “Posiblemente caminó una cuadra o cuadra y media, cuando se desmayó del dolor. Mi otro hermano salió por la parte de atrás de la cuadra a tratar de socorrerlo, pero venían unos paramilitares y le apuntaron, entonces esperó a que se retiraran para poder ir a encontrarse con Danny”, señala.

Según doña Ileana, con ayuda de un vecino lo llevaron en moto hasta el centro de salud de Sutiaba, a unas tres cuadras, pero el lugar estaba rodeado de policías y antimotines, y los médicos tenían orden de no atender a los jóvenes que llegaran heridos. “Y me decía mi hijo, el que lo llevó: Fíjese mama que ellos se volvían a ver unos a otros, parecía que ellos tenían pesar, ellos querían ayudarle, pero con la mirada me estaban diciendo, estamos sentenciados’…”

Danny no fue atendido y murió. Los vecinos le dijeron a doña Ileana que antes de morir el chavalo le pidió perdón a ella, “pero también le pidió perdón a Dios, así le enseñé yo a mis hijos”.


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