Ruddy Antonio Hernández Almendárez

34 Años - Triciclero

 Ruddy Antonio Hernández Almendárez, “Alacrancito”

“El obrero que luchó a la par de los estudiantes”

 

Asesinado en Chinandega el 30 de mayo de 2018

Nidia Margarita Hernández Almendárez es la mayor de seis hijos de una familia de Chinandega conocida con el apodo que heredaron del papá, a quien llamaban “El Alacrán”.  “La casa del Alacrán es un punto de referencia para orientarse en el barrio”, dice ella.

Su hermano, Ruddy Antonio, se ganó el diminutivo de “Alacrancito” porque desde muy pequeño acompañaba a su papá a trabajar con el carretón. Después aprendió el oficio del triciclo y se ganaba la vida acarreando maletas y bolsos de los pasajeros que venían de Somotillo con productos.

“Él vivía conmigo en mi casa, porque yo tengo casa propia gracias a Dios. Se iba a trabajar oscuro en la mañanita con el triciclo y llegaba a las seis de la tarde, aunque a veces llegaba a mediodía a comer. Su aspiración era trabajar duro y hacer una casita en Terrabona, Matagalpa, de donde es su compañera. Habían comprado un terrenito y él quería trabajar duro dos años en el triciclo, para hacerle su casita a sus tres hijos y que no anduvieran rodando”, relata Nidia Margarita.

Ruddy Antonio Hernández Almendárez no estaba de acuerdo con lo que pasaba en el país. Participaba en las marchas y andaba con la bandera azul y blanco en el triciclo. “Desde que él caminaba su bandera azul y blanco, a él lo andaban en la mira. Los vecinos lo amenazaban, le decían que le iban a quemar el triciclo”, agrega.

El 30 de mayo, Nidia Margarita y su hija decidieron participar en la marcha del Día de las Madres. “Ese fue el primer día que mi hija y yo quisimos apoyar, no ser indiferentes al dolor que las madres estaban pasando en Managua, tantos muchachos muertos. Y uno sin conocerlos, pero al verlos en la tele, en las noticias, era algo impactante, horrible, que yo no podía ni dormir”, dice. Agrega que “a las marchas nadie nos llevaba en camiones, nadie nos pagaba, ni nos daban nada. Cada uno iba por su propia cuenta, cada uno compraba sus banderas, su agua y pagaba su transporte”.

Ese día la protesta fue reprimida por la policía y por elementos de la Juventud Sandinista que estaban atrincherados en la Alcaldía “porque los muchachos los habían hecho retroceder, a pedradas”. La hermana cuenta que en la marcha Rudy “iba adelante, cuando de repente le salió una persona que le disparó a quemarropa. Dicen que estaba como escondido y le salió, le pegó el balazo y él inmediatamente cayó”.

“Esta fue una masacre que hizo el gobierno contra jóvenes que andaban desarmados, solo andaban piedras y huleras.  Ellos tiraron a matar porque todos los muertos tienen disparos certeros. Está muy claro quién lo mandó a matar, quienes lo mataron fueron ellos, los sandinistas”, señala Nidia Margarita.

Sin ocultar su dolor por la muerte de su hermano y por sus tres sobrinos huérfanos, dice: “Queremos justicia, porque no solo le hicieron daño a una persona sino a una familia, a una madre, a un padre, a los hijos, a los hermanos. Dejaron a tres niños chiquitos en la orfandad”.

“Mi hermano no era estudiante, él era un trabajador. Que se dé cuenta el gobierno que no solo truncaron la vida de estudiantes y profesionales, sino que también mataron a gente trabajadora”, afirma.


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