Oliver José Montenegro Centeno

43 Años - Agricultor

Oliver José Montenegro Centeno

“Un hombre honrado y trabajador”

Asesinado en Jinotega el 23 de enero de 2019

Oliver Montenegro Centeno estaba por cumplir 44 años cuando fue asesinado, el 23 de enero de 2019. Se dedicaba a la agricultura y engendró ocho (tres varones y cinco mujeres), quienes siempre fue muy cariñoso y obligado, recuerda su mamá, Ángela Centeno. Dice que también con ella siempre fue atento y cariñoso; era alegre, servicial, y sobre todo buen amigo. Se levantaba a las cuatro de la mañana, le daba de comer a los cerdos y luego despertaba a sus hijos. Para él no existía la pereza.

Thelma del Rosario Montenegro, su hermana, relata que Oliver fue el sexto hijo de doña Ángela Centeno. Como hermanos existía un lazo muy fuerte, fue su confidente y su amigo. Lo recuerda como un niño alegre y luego como un joven honrado y trabajador. Su madre le inculcó la religión católica y fue un padre muy amoroso, responsable y protector de sus hijos. Le encantaba la lectura pero su pasión era el campo y montar a caballo. Se graduó en la carrera de Administración Agropecuaria y su gran sueño era sembrar café en su finca, donde ya había plantado 10 manzanas de cafetales y 20 de potreros.

Oliver era muy apartado, pero muy unido a sus hermanos. Por esa razón, cuando todos se unieron a apoyar las protestas en abril de 2018, él no dudó en sumarse. Le dolía mucho ver que tantos jóvenes estudiantes y gente inocente estaba muriendo asesinados por el gobierno, y pensó que él debía hacer algo.

Montenegro Centeno apoyó las protestas contra el gobierno en los municipios de El Cuá y Wiwilí. Estuvo activo en el tranque La Marañosa, pero a raíz de la represión estatal se refugió en la montaña. En noviembre de 2018, su mamá Ángela Centeno recibió la visita del jefe de la Policía del municipio de Wiwilí, Fausto Herrera, quien le expresó: “Doña Ángela, dígale a sus hijos que se confíen, que ya nadie los sigue”. Oliver regresó entonces a trabajar su finca cafetalera, donde fue asesinado.

Doña Ángela recuerda que al recibir la noticia de la muerte de su hijo, salió con su nieto a buscar el cuerpo; los acompañaban cinco ancianos de la comunidad, ya que el resto de la familia tuvo miedo de salir de la casa. El mayor impacto para la madre fue destapar el cuerpo de su hijo y ver su rostro totalmente destrozado.

Ella espera justicia por el atroz asesinato y dice que su mayor fortaleza es recordar a Oliver Montenegro como un hombre trabajador. “Mis hijos no han muerto por ser delincuentes o asesinos, sino por ver una Nicaragua libre y justa”, expresa.

 


Quiero Conocer más