Alvaro Alberto Gómez Montalbán

23 Años -

Álvaro Alberto Gómez Montalbán

“Que el sacrificio de los jóvenes no se convierta en consigna vacía”

 

Asesinado en Masaya el 20 de abril de 2018

Álvaro Alberto Gómez era originario del barrio indígena de Monimbó, en Masaya, y cursaba el cuarto año de licenciatura en Banca y Finanzas en el Recinto Universitario Carlos Fonseca (RUCFA) de la UNAN-Managua. Estudiaba los sábados y durante la semana trabajaba en una zona franca.

Su papá, Álvaro Antonio Gómez, lo recuerda “rebelde, como todo joven de esa edad”. Tenía 23 años y quería viajar a Europa para asistir a un concierto de música electrónica. También le gustaba practicar deportes, en sus tardes libres jugaba básquet en el colegio Salesiano y era fanático del Barza. “Él buscaba los lugares donde había televisiones grandes para ver los partidos, no se perdía ni uno. Tenía muchos amigos y también muchos sueños”, dice el padre.

Hijo de un militante histórico del Frente Sandinista, Álvaro vivía en el sector de las Cuatro Esquinas y se unió desde el principio a las manifestaciones realizadas en Monimbó contra las reformas al Seguro Social. Había visto por televisión cómo hostigaron y golpearon a los ancianos y al día siguiente, 20 de abril, se unió a las protestas de los jóvenes de su barrio. Los muchachos incursionaron en el Parque Central, donde policías y turbas de la Juventud Sandinista reprimieron a los manifestantes. Casi a la medianoche, estando cerca del mercado de artesanías, Álvaro cayó abatido por un balazo disparado por un policía.

Golpeado y con su camisa rota, fue trasladado al hospital Humberto Alvarado de Masaya, pero no logró llegar con vida. La última imagen que don Álvaro vio de su hijo estaba en Facebook: era una foto que mostraba sus piernas heridas por perdigones y debajo la leyenda “El Guerrillero”.

El padre desea que al joven sea recordado “por sus amigos del barrio como un ejemplo y que en los colegios se recuerde su sacrificio. Que lo recuerden como un chavalo decidido a luchar por lo que quería, que el Estado no vuelva a disparar contra los jóvenes y que su nombre no se convierta en consigna vacía. Honrar la memoria de los jóvenes es sacar al país adelante, que no haya más corrupción, y que hayan elecciones libres”.


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