Alex Enrique Machado Vásquez (El burrito)

25 Años - Obrero

Alex Enrique Machado Vásquez

“Su deseo era luchar por una Nicaragua libre para sus hijos”

 

Asesinado en León el 5 de julio de 2018

Alex Enrique Machado Vásquez tenía 25 años cuando lo mataron y su deseo era ver una Nicaragua libre. Luisa Emilia, su mamá, afirma que era un buen hijo, que le ayudaba y era obligado con ella. También quería mucho a su hermana Mayling y era un buen papá para sus dos niños, Alexander Caleb, de cuatro años, y Alex Gamaliel, de diez meses.

La madre y la hermana lo describen como un chavalo muy popular, que seguía las bromas y nunca “botaba la gorra”. Le decían “el burro” porque era alto y grande, tenía el pelo chirizo y una sonrisa con camanances. Su madre asegura que era tranquilo y todo mundo lo quería. Cuando no tenía trabajo se iba a la esquina a chilear, a jugar pelota, a jugar naipes y a macear.  Era parte de un equipo de fútbol que había ganado trofeos y donde también participaba Junior Gaitán, uno de los muchachos asesinados en Masaya. Trabajó durante ocho años como ayudante de albañilería en la Fuerza Naval en Puerto Sandino, pero renunció cuatro meses antes de morir.

Doña Luisa Emilia recuerda que Alex se metió de lleno en los tranques casi al final, porque tenía la esperanza de ver una Nicaragua libre. “No quiero que mis hijos vivan esta situación”, le dijo a la madre. El barrio indígena de Sutiaba estaba lleno de tranques y el joven andaba de arriba abajo. El tranque más cercano estaba en la esquina, a media cuadra de su casa.

Ahí fue asesinado Alex, a las nueve de la mañana del 5 de julio. “El Plan Limpieza venía al lado del Rastro Municipal, en todo eso había tranques. Una pala mecánica con un francotirador encima se venía tirando los tranques y la Policía con los paramilitares venían disparando”, relata Mayling. “En la esquina, los paramilitares sacaron a los chavalos de sus casas, les pegaban, se metieron a las casas y robaban todo. A una señora que tiene una venta le robaron la moto, celulares, reales, gaseosas, todo”, agrega.

En la cuadra la gente cerró le cerró las puertas a los policías y los paramilitares, que entraron disparando. La madre de Alex Enrique se asomó a la calle cuando escuchó a una mujer que gritaba “¡No lo maten, no lo maten!”. “Después veo a una muchacha que venía corriendo directo donde mí, con mi hermano. Él me queda viendo, me abraza y me dice: Tenés que ser fuerte. ¿Por qué?, le digo. Porque mataron  al ‘burrito’, me dice.  ¡Nunca se me pasó que a mi hijo me lo iban a matar!”, relata doña Luisa con un nudo en la garganta.

Y sigue contando: “Antes de que a mi hijo me lo mataran, yo me fui al tranque donde él estaba, en la esquina. Le dije amor vámonos, vámonos, ellos vienen con armas. No mamá, me dice él, yo quiero mi Nicaragua libre, mis hijos no van a crecer así en esto”.

“A Alex le dispararon como a cuatro cuadras de la casa y le pegan el primer balazo en el estómago. Estaba vivo cuando lo montaron en la camioneta y en la morgue apareció con nueve balazos: tres en el abdomen, tres en el pecho y tres en la cabeza”, afirma su hermana.

La vela y el entierro de Alex se realizaron bajo un feroz asedio de la Policía. Mayling relata que solo lo pudieron velar dos horas: “No teníamos tiempo de estarlo velando porque la Policía pasaba y pasaba. El entierro fue a las ocho de la mañana. En menos de cinco minutos ellos cambiaron mi vida totalmente.”

Doña Luisa Emilia dice: “Cuando te quitan a un hijo, te quitan un tuco de tu alma. Quiero justicia.”


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