Vicente Rappaccioli Navas

60 Años - Administrador de empresas

Vicente Rappaccioli Navas

“Nicaragua nos pertenece a todos”

 

Asesinado en San Marcos el 26 de junio de 2018

Vicente Rappaccioli Navas era una persona pacífica, amable y callada. Hablaba poco, pero estaba pendiente de todos a su alrededor.

Emilia Yang Rappaccioli, su sobrina, relata que Vicente tenía una finca en Costa Rica y se dedicaba a sembrar árboles para producir oxígeno, que después vendía como bonos en la Bolsa de Valores. Estaba muy preocupado por el cambio climático y escribía artículos científicos sobre cómo mitigar el calentamiento global, reforestar y cuidar el planeta. Leía mucho y promovía iniciativas ambientalistas.

Consecuente con su prédica, Vicente amaba y disfrutaba de la naturaleza. Hacía ejercicio al aire libre, andaba en bicicleta, practicaba yoga e iba al mar. “Era muy activo, como un chavalo… no parecía una persona de 59 años”, dice la joven.

Su hermana, Luvy Rappaccioli Navas, lo recuerda con amor y echa de menos su preocupación por el prójimo y por el medio ambiente: “Para él, Dios era la energía pura de la naturaleza. Era muy espiritual y decía que Nicaragua nos pertenecía a todos”.

Al atardecer del 26 de junio, Vicente Rappaccioli salió de su casa y fue al banco a retirar dinero. Cuando regresaba, unas dos horas después, fue detenido en un tranque de paramilitares establecido en Las Cuatro Esquinas, lugar de intersección entre la carretera a San Marcos y la carretera Panamericana Sur. Esa noche no llegó a dormir y su familia empezó a buscarlo; visitaron los lugares que frecuentaba y divulgaron mensajes de texto por teléfono y un anuncio en las redes sociales. Muchos conocidos decían haber conversado previamente con él, pero nadie reportaba haberlo visto el día de su desaparición.

Después de tres días de intensa búsqueda, la familia recibió una llamada del Instituto de Medicina Legal pidiendo que llegaran a reconocer un cuerpo que coincidía con la descripción en el anuncio. Emilia fue con su tío Gastón, hermano de Vicente. “En el camino yo pensaba que no podía ser verdad, que podía estar golpeado, pero no muerto… Pero sí, cuando mi tío salió dijo que era él”, relata.

El terror le impidió a la familia Rappaccioli velar el cuerpo de Vicente y despedirlo como hubieran querido. Como él lo merecía. Sin embargo, en la intimidad, acompañados por sus parientes más cercanos, oraron por su alma, ofrecieron una misa y después lo llevaron al cementerio.

De acuerdo con el certificado de defunción, Vicente Rappaccioli murió por un disparo en la cabeza. Las denuncias correspondientes se presentaron en la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) y en el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH).

 


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