Sandor Manuel Pineda Dolmus

15 Años - Estudiante de secundaria

Sandor Manuel Pineda Dolmus 

“El niño monaguillo que quería ser predicador” 

 

Asesinado en León el 14 de junio de 2018  

 

Sandor Manuel Pineda Dolmus era monaguillo de la Catedral de León y el único hijo de Ivania del Socorro Dolmus. Tenía 15 años y estudiaba cuarto año en el colegio Corazón de Jesús.  

 

La madre recuerda que cuando estaba en primer año, el niño decía que iba a estudiar para dentista, pero en tercer año cambió de idea y le dijo: Quiero ser padre, saliendo de quinto año me meto al Seminario. “Él quería entrar a la orden de los Misioneros Marianos y andar predicando por el mundo. Su ilusión era viajar a México para visitar a la virgen de Guadalupe. También decía que quería ser como el obispo Silvio Báez”, expresa doña Ivania. 

 

Para su mamá, Sandor era un muchacho alegre pero solitario. Escogía a sus amistades y le gustaba pasar mucho tiempo en su cuarto haciendo ejercicio o leyendo textos religiosos y sobre la Virgen. “A él le gustaba ser fotógrafo porque tenía un amigo de León que es periodista y Sandor le ayudaba a tomar las fotos cuando había actividades en el colegio o en la iglesia. Le gustaba el béisbol y también participaba en la banda de guerra de su colegio. 

El jovencito fue asesinado en el barrio de San Juan el 14 de junio a mediodía. Su madre relata: “Estábamos ahí ayudando a las otras personas de la cuadra que estaban haciendo barricadas, era una barricada pequeña. Él estaba adentro, pero oye bulla, se para en la puerta y me dice: ¿Mamá, te ayudo? No, le digo, ya terminamos. ¿Y esas cosas (adoquines) pesan?, preguntó. Le dije a mi hermana que le diera uno para probar, él se bajó y se puso en media calle. No, esto no pesa, nos dijo. Cuando terminamos nos quedamos en la esquina con bastante gente. Eran montones”.  

 

Cuando irrumpieron los paramilitares disparando, la gente empezó a correr. “Yo le digo a Sandor ¡correte!, pero a él ya le habían disparado. Entramos con él a la casa y cuando lo miré vi en el camisolín un poquito de sangre. Ahí nomás lo montamos a la camioneta y llegó vivo el hospital”, recuerda Ivania Dolmus.   

 

El médico del hospital Oscar Danilo Rosales dijo que la bala no había tocado el corazón ni los pulmones, pero había que operarlo para salvarle la vida. Se lo llevaron al quirófano por el ascensor mientras la mamá subía las escaleras y esperaba los resultados rezando frente a una imagen del Sagrado Corazón. Ivania no sabe cuánto tiempo pasó en oración, pero recuerda que algo presintió cuando oyó una voz que preguntaba: ¿Familiar de Dolmus? El doctor le dijo a la madre que el joven no resistió la cirugía. 

 

De acuerdo con el certificado de defunción, Sandor falleció por herida de bala en el pecho. Ivania relata que en el hospital no le querían entregar el cuerpo hasta que llegara la Policía y el médico forense. La madre del joven no permitió que el forense tocara el cuerpo y lo sacó del hospital tan pronto como llegó el ataúd. “Yo les dije que no, para qué va a venir, si ellos mismos lo mataron. Además que yo no los quiero ni ver aquí. Bueno pues, me dice el doctor, lo voy a componer. No, ni me lo compongás, ni me lo toqués, que yo me lo llevo”, recuerda su madre.   

Después de la vela se llevó a cabo una misa de cuerpo presente en la Catedral. A la salida, los monaguillos amigos de Sandor llevaban en hombros el féretro cubierto por una bandera de Nicaragua. A medida que el cortejo fúnebre avanzaba hacia el cementerio de Guadalupe, la gente barría las calles y quitaban las barricadas para que pasara el niño mártir. Las iglesias de San Sebastián y Guadalupe repicaron sus campanas en señal de duelo. Todavía hoy su mamá sigue repitiendo: “¿Quién lo mandó a matar? Un niño no le hace daño a nadie…” 


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